Las
técnicas grupales, de forma genérica, se pueden definir como los instrumentos que,
aplicados al trabajo en grupo, sirven para desarrollar su eficacia y hacer
realidad sus potencialidades. Con un alcance más concreto y práctico, podemos
definir las técnicas grupales como un conjunto de medios y procedimientos que,
aplicados en una situación de grupo, sirven para lograr un doble objetivo:
productividad y gratificación grupal. Dicho, en otros términos, el uso de
técnicas grupales sirve para facilitar y estimular la acción del grupo en
cuanto conjunto de personas (lograr gratificación) y para que el grupo alcance
los objetivos y las metas que se ha propuesto de la manera más eficaz posible
(lograr productividad grupal).
Se
emplean en diversas situaciones para desarrollar una mayor actividad de los
mismos con un menor esfuerzo y mayor economía. Las técnicas de grupo son
técnicas para comunicarse, para organizar mejores relaciones humanas.
Las
técnicas proporcionan al grupo una cierta base de organización para que el
grupo funcione realmente como tal. Una técnica no es en sí misma ni buena ni
mala, pero puede ser aplicada eficaz, indiferente o desastrosamente.
Las
técnicas otorgan estructura al grupo, le dan una cierta base de organización
para que el grupo funcione realmente como tal, pues el grupo no puede funcionar
si no crea una mínima organización. De ahí la necesidad de conocer y utilizar
las técnicas adecuadas.
Sin
embargo, conviene tener en cuenta que la eficacia de las técnicas grupales
depende, en cierto modo, de la habilidad personal y del espíritu creador de
quien las utiliza; el uso de la técnica por sí solo no basta para obtener el
éxito deseado. La eficacia de una técnica dependerá en alto grado de la
“capacidad del dinamizador” para adaptarlas al aquí y ahora.
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